Conoce las claves del conflicto en Egipto.

Un masivo rechazo ha tenido en Egipto el régimen de Hosni Mubarak, quien lleva 30 años en el poder tras el asesinato del mandatario Anwar el Sadat en 1981. El pueblo exige la renuncia del "faraón" y la disolución del Parlamento, entre otras cosas.

Cientos de miles de manifestantes egipcios han participado en masivas protestas en El Cairo contra el régimen del Presidente Hosni Mubarak.

Egipto, que cuenta con 80 millones de habitantes, se encuentra oficialmente desde hace casi 30 años bajo el estado de excepción. Se trata del mismo tiempo que el presidente Mubarak lleva en el poder. No obstante, tras llegar a la presidencia a raíz del asesinato del mandatario Anwar el Sadat en 1981, en las últimas tres décadas el país nunca ha vivido una situación de emergencia como la de hoy.

CUANDO SURGEN LAS PROTESTAS

Las protestas se inspiran en las manifestaciones de Túnez que terminaron con la caída del Presidente Ben Ali.

Desde primeras horas de la mañana del martes 25 de enero, decenas de personas se concentraron en diversos puntos de El Cairo respondiendo a una convocatoria que nació en internet a la luz de la caída del gobernante tunecino, el pasado 14 de enero tras un mes de protestas.

No hay solo un bloque político detrás de las manifestaciones.


CUAL ES LA OPOSICIÓN

La oposición política egipcia ha constituido un comité de 10 líderes, entre los que se encuentran el diplomático y Premio Nobel de la Paz Mohammed el Baradei y los Hermanos Musulmanes, que serían los responsables de dar los pasos necesarios para una transición pacífica.

En una reunión de ex miembros de la Cámara legislativa egipcia realizada este fin de semana, los dirigentes votaron a un grupo multipartidista que deberá negociar con el Ejército el abandono del poder de Hosni Mubarak.

Los Hermanos Musulmanes conforman un movimiento islamista transnacional y principal eje opositor al régimen de Mubarak. El grupo fue fundado en 1928, cuando Reino Unido estaba en la cima de su poderío colonial. Comenzó como un llamado a rechazar las influencias occidentales y abrazar las tradiciones del islam.

El mensaje ha cambiado con el tiempo. En la década de 1990 renunció a la violencia para buscar un acuerdo con las autoridades, que le dieron cierto margen de acción aunque no levantaron oficialmente la proscripción.

El movimiento 6 de Abril agrupa a jóvenes contestatarios al presidente Hosni Mubarak. Nació en Facebook convocando a masivas manifestaciones populares contra el régimen.

Su nombre evoca los hechos ocurridos el 6 de abril de 2008 en las que miles de egipcios manifestaron a través de internet su solidaridad con los obreros del Nilo que protestaban contra el alza de precios.


POR QUE SURGEN LAS PROTESTAS

Las protestas surgen porque los opositores al régimen de Mubarak exigen la salida del Presidente tras 30 años en el poder. Además de exigir reformas sociales, llaman a la disolución del Parlamento, la formación de un Gobierno interino y que tanto el presidente como el ministro del Interior rindan cuentas ante los tribunales de justicia.

El 25 de enero, un pequeño grupo de líderes opositores de los Hermanos Musulmanes, de los movimientos contestatarios Kifaya y 6 de Abril, del partido Wafd y de pequeños partidos laicos como Al Gad, se reunieron frente a la Corte Suprema en el centro de El Cairo.

Desde ahí, el portavoz de la plataforma política Asamblea Nacional para el Cambio, Hazem Faruk Mansur, pidió la derogación de la ley de emergencia, vigente en el país desde la llegada al poder de Hosni Mubarak, así como la disolución del Parlamento, la creación de un gobierno de unidad nacional y la celebración de elecciones limpias.


QUIENES SON LOS PRINCIPALES ACTORES

Presidente Hosni Mubarak: Militar del Partido Nacional Democrático (PND). Lleva 30 años en el poder.

Su medida más resistida es la llamada Ley de Emergencia de 1981, promulgada para luchar contra grupos extremistas, pero que, en la práctica, le ha otorgado poderes al Estado para reprimir a ciudadanos y limitar sus libertades.

Mohammed El Baradei: Fundador la Asociación por el Cambio, ganador del Premio Nobel de la Paz 2005 junto con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que dirige. Tras desempeñarse como diplomático fuera de su país volvió con el objetivo de desafiar a Mubarak en las elecciones presidenciales programadas para septiembre próximo.

Fuerzas Armadas: Están compuestas por el Ejército y de las Fuerzas de Seguridad Central.

En general, los egipcios respetan al Ejército el cual cuenta con al menos 340.000 efectivos y está bajo el mando del general Mohamed Tantawi, militar que tiene estrechos vínculos con Estados Unidos.

Pero las Fuerzas de Seguridad Central, que corresponden a la policía antidisturbios conocida como Amn al-Markazi- y que pertenecen al Ministerio del Interior, son más temidas.

Junto a la Guardia Fronteriza suman 330.000 efectivos que en general son mal remunerados.


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sábado, 21 de mayo de 2011

Egipto hoy, muy distinto del Irán de 1979


Anthony Shadid 

The New York Times

Lunes 14 de febrero de 2011 | Publicado en edición impresa
EL CAIRO.- Dos líderes egipcios fueron derribados en 30 años: uno por las balas asesinas de los islamistas, el otro por las demandas de cientos de miles de manifestantes en un levantamiento pacífico. El primero de estos hechos, la muerte del presidente Anwar el-Sadat, fue un hito para el sector militante más duro del islam político. La revolución que derrocó a Hosni Mubarak puede prenunciar el nacimiento de algo nuevo.
En Occidente existe el temor, que aquí en Egipto no encuentra demasiado eco, de que la revolución siga el camino de la de Irán, donde los islamistas extremos terminaron al mando de un movimiento que había comenzado con una base de sustento mucho más amplia. Pero se trata de dos países muy distintos. En Egipto, el levantamiento abre la posibilidad de una cohabitación con el islamismo político muy infrecuente en el mundo árabe: la oportunidad de que, sin la represión que signó al gobierno de Mubarak, el islam se presente a sí mismo bajo una forma más moderada.
La de Egipto fue una revolución de diversidades, una proliferación de voces de todos los que aspirarán al poder. Aquí, el islam político deberá enfrentar un desafío de otro tipo: demostrar su relevancia en un país que está sufriendo cambios sísmicos.
De los países de la región, sólo Turquía ha logrado incorporar con éxito a las corrientes políticas del islam dentro del sistema democrático, pero ese osado experimento todavía está en curso. El resto de la región es presa del desastre, desde el ascenso de las facciones más extremas en Irak hasta el crecimiento de movimientos populistas y combativos en territorio palestino y libanés, que surgieron bajo la ocupación israelí.
En Egipto, la represión de los activistas islámicos ayudó al crecimiento de las fuerzas más extremistas del mundo árabe: el liderazgo de Al-Qaeda en Afganistán y la insurgencia contra su propio gobierno en la década de 1990. Pero en el fondo la revuelta que derrocó a Mubarak contenía un conjunto de demandas muy distinto.
La convocatoria de los organizadores apeló a la libertad, a la justicia social y a un vago sentimiento nacionalista que cobró forma con la convicción de que los gobernantes muchas veces incompetentes debían tratar a la oposición con respeto.
La Hermandad Musulmana, uno de los grupos más venerados entre los movimientos islámicos, es uno de los aspirantes a conducir el nuevo Egipto. Ahora deberán probar su resistencia en un sistema regido por elecciones.
Fundada en 1928 por Hassan el-Banna, un maestro de escuela, la Hermandad se convirtió en el opositor político más importante del país. Fue proscripta en 1954 durante el gobierno de Gamal Abdel Nasser y sufrió una brutal represión que le dejó como cicatriz la disciplina de hierro de los movimientos clandestinos.
La represión contra el grupo, que siguió hasta la semana pasada, dio luz a algunos de los pensadores más activistas del mundo musulmán. Pero curiosamente el grupo durante esos años también evolucionó y buscó alianzas con otros partidos políticos, uniéndose en las protestas callejeras con los grupos de izquierda e ingresando en el debilitado Parlamento como independientes que no pedían la aplicación de las escrituras islámicas, sino que se oponían al estado de ley marcial.
Aunque las revoluciones de Irán y Egipto comparten una fecha, 11 de febrero, las comparaciones terminan ahí. Millones de personas recibieron al ayatollah Ruhollah Khomeini a su regreso de París. En Egipto, no hubo una figura carismática de esa talla. A diferencia del clérigo chiita de Irán, la Hermandad no es liderada por clérigos. En muchos aspectos, representa a las clases medias laicas.
En el mundo árabe, los movimientos islámicos más extremistas son aquellos involucrados en conflictos -como Hezbollah y Hamas- o los que no tienen Estado propio, como Al-Qaeda. En más de un sentido, la Hermandad Musulmana es el contraejemplo, que se refleja en el éxito del Partido Justicia y Desarrollo de Turquía.
Aunque sigue siendo profundamente conservador, se involucra poco en debates inconducentes sobre el velo o la educación y más en demandas sociales: corrupción, desempleo, libertad política y abusos contra los derechos humanos.
El cambio ilustra tanto sus fortalezas como sus debilidades. "La capacidad de proponer una agenda de reforma nacional y de movilizar a los egipcios, eso es algo en lo que la Hermandad ha fracasado -dijo Emad Shaheen, profesor de la Universidad Notre Dame-. Los jóvenes lograron en 18 días lo que la Hermandad no pudo conseguir en 80 años."

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